El organismo de hombres y mujeres posee tantas diferencias que en caso de viajar al espacio sufriríamos síntomas muy diferentes.
Esto es lo que comprobó la propia NASA en 2013, cuando realizó un estudio junto al Instituto Nacional de Investigación Biomédica del Espacio en el que se analizaba cómo había afectado la gravedad cero a un conjunto de astronautas de ambos sexos que habían viajado al espacio hasta ese momento.
El problema del estudio se basó en la desigualdad de la muestra, pues contenía datos de 477 hombres y 57 mujeres, pero bastó para hacerse una idea de cómo de diferentes son los efectos tanto físicos como psicológicos a los que se ven sometidos los y las astronautas, pudiendo servir también para tratar de evitar estos síntomas de manera específica en el caso de los futuros viajes al espacio.
Efectos de la gravedad cero sobre hombres y mujeres
Que la gravedad cero afecta a la salud es algo que está más que comprobado y que, de hecho, ha llevado a enviar al espacio a animales de un gran número de especies, con el fin de comprobar cómo se verían afectados algunos rasgos concretos.
Lo que resulta curioso en un inicio es cómo de diferentes pueden ser los síntomas que afectan a ambos sexos; aunque, pensando en los muchísimos rasgos fisiológicos que nos hacen diferentes, no parece algo tan descabellado.
Conoce a los animales astronautas que han llegado al espacio
¿Creéis que los ratones de la semana pasada son los únicos animales que han viajado al espacio? En este artículo comprobaréis que ha habido muchos más.
Un gran ejemplo es el de la intolerancia ortostática, que incapacita a los astronautas para estar de pie sin desmayarse después del aterrizaje. Y es que, según los datos recogidos por la NASA, las mujeres astronautas sufren este percance con mayor frecuencia, posiblemente debido a una menor distensibilidad vascular de la pierna.
Algo similar ocurre con la pérdida de volumen del plasma sanguíneo, que resulta mucho más notable en mujeres, que además muestran un aumento del ritmo cardíaco, al contrario que los hombres, en los que se observa un aumento de la resistencia vascular.
También es muy frecuente en astronautas el síndrome VIIP, un trastorno conocido por provocar problemas de visión asociados a variaciones en la presión intracraneal. Su gravedad puede variar mucho y en general afecta a un 82% de hombres, frente a un 62% de mujeres, habiéndose dado todos los casos significativos en el grupo masculino.
Los efectos de los viajes espaciales en el cuerpo
Así es cómo afecta la microgravedad a la salud de los atronautas. ¿Podrá solucionarse antes de que lleguen los viajes a Marte?
En cuanto a los cambios en el sistema inmunológico, se han reportado variaciones muy notables en el deterioro de los componentes de dicho sistema en ambos sexos, dando lugar a una mayor resistencia a infecciones entre las astronautas femeninas, que como contrapartida serán más propensas a sufrir enfermedades autoinmunes. Esto no es de extrañar; ya que, como vimos en un artículo reciente, el sistema inmune de ambos sexos también es muy diferente aquí en la tierra, pero resulta muy curioso cómo la balanza se desestabiliza aún más en el espacio.
Por qué hombres y mujeres no se defienden igual ante infecciones
Os contamos las causas biológicas por las que el sistema inmunológico de hombres y mujeres no actúa del mismo modo frente a las infecciones.
Por último, aunque se analizan muchos más caracteres, cabe destacar la resistencia a las radiaciones cósmicas, ya que también se comprobó que las mujeres tienen un umbral de resistencia más bajo, por lo que son más susceptibles a sufrir cáncer como consecuencia.
La menstruación en el espacio, otra gran diferencia entre hombres y mujeres
Cuando las mujeres viajamos con amigos, pareja o familiares del sexo masculino, solemos encontrar una gran diferencia entre ellos y nosotras: la maldita regla.
Si ya de por sí es muy molesto lidiar con ella en un día normal, todos los problemas incrementan durante los viajes, en los que tenemos que conformarnos con baños públicos y lugares ajenos a nuestro entorno habitual para pasar los dolores. Y si eso pasa en unas vacaciones normales, ¿imagináis lo que tiene que ser la menstruación en el espacio?
Pues sí, un verdadero incordio. Así lo confirman en un estudio publicado en abril de este año, en el se analizan los problemas a los que se ven expuestas las mujeres astronautas cuando tienen que pasar la regla en el espacio.
El botón electrónico para eliminar el dolor menstrual
Se llama Livia y es un pequeño dispositivo que puede minimizar y llegar a eliminar el dolor menstrual y los cólicos producidos por la menstruación.
Resulta incómodo por muchísimas razones. Para empezar, la mayoría de inodoros de la Estación Espacial Internacional están diseñados para reciclar la orina transformándola en agua potable, por lo que no pueden usarse para estos menesteres y es necesario recurrir al único baño que tolera la sangre.
Por otro lado, el acceso a cantidades suficientes de agua para mantener una buena higiene íntima es complicado y, por último, ¿imagináis cómo debe ser cambiar un tampón en condiciones de microgravedad?
Por este motivo, muchas mujeres optan por tomar los anticonceptivos saltándose la dosis de placebo usada para dejar que comience la regla. Sin embargo, los expertos previenen de que hacer esto en una ocasión aislada para no tener la menstruación durante el viaje de nuestras vidas no está contraindicado, pero que no hay evidencias de que sea inocua para aquellas astronautas que se dispongan a hacerlo durante una misión de varios años. Eso sin contar la carga que supone llevar pastillas para tantísimo tiempo.
Descubren a qué se deben los síntomas de la regla
Se ha descubierto la relación entre síntomas como el dolor de regla y los niveles de un biomarcador, por lo que se podrían desarrollar fármacos específicos.
Vamos, que los efectos del espacio sobre ambos sexos no pueden ser más diferentes. Pero, ojo, que eso no quiere decir que un sexo esté más cualificado que otro para el trabajo de astronauta.
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