La crisis del proyecto Tor es ahora más que evidente. De los pasos que se tomen ahora dependerá el futuro de la red y de nuestra privacidad.
La red Tor es probablemente el proyecto más importante que la comunidad ha iniciado para proteger nuestra navegación; básicamente consiste en redirigir nuestro tráfico por una serie de nodos dispuestos en todo el mundo, de tal manera que sea más difícil rastrear el tráfico.
No es imposible rastrear el tráfico de Tor, por supuesto, sobre todo si no seguimos las medidas básicas de seguridad que siempre deberíamos seguir. Pero para mucha gente, Tor es una gran ayuda para anonimizar el tráfico, por ejemplo, para evitar que nuestro gobierno bloquee el acceso a la Web.
El intento de golpe de estado en Turquía demuestra lo importante que es Tor
En un mundo como el nuestro, en el que espiar a los ciudadanos es una práctica habitual y la primera reacción de los gobiernos ante el más mínimo indicativo de rebeldía es cortar cables, Tor es un proyecto sumamente importante.
El reciente intento de golpe de estado en Turquía fue una buena prueba de ello. Mientras la confusión reinaba, la ciudadanía se conectó a Internet para saber qué estaba pasando y qué podían hacer; pero se encontraron con que los golpistas habían bloqueado el acceso a las redes sociales, al menos en parte y temporalmente.
Era algo que ya habíamos visto anteriormente. La imagen del primer ministro Erdoğan hablando por Facetime y pidiendo a los turcos que saliesen a las calles fue tremendamente irónica teniendo en cuenta que él mismo había bloqueado Youtube y Twitter cuando las protestas en la calle fueron en su contra.
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Simplemente, en la actualidad hay un riesgo demasiado grande de que nos podamos quedar sin acceso a Internet en cualquier momento. Y por eso Tor debe ser una herramienta siempre disponible para cualquier emergencia. Sin embargo, justo ahora el proyecto Tor está sufriendo serios problemas internos.
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El escándalo sexual que desestabilizó uno de los proyectos más importantes de la red
Todo empezó cuando Jacob Appelbaum, uno de los desarrolladores más famosos del proyecto Tor y uno de los activistas por la libertad de información más reconocidos, fue acusado públicamente de acoso y maltrato sexual. Según la propia declaración oficial del proyecto, este tipo de alegaciones no eran algo nuevo, pero las recientes acusaciones tenían mucho más peso.
Por eso, y a pesar de la presunción de inocencia y de que Appelbaum aseguró que todo era mentira, la dirección le convenció de que dimitiese antes de que el escándalo fuese a mayores y afectase al proyecto. Sin duda era la decisión adecuada; Tor ya es criticado duramente por dar facilidades a supuestos delincuentes, así que un caso como este sería munición para sus detractores.
En su momento, la dirección aseguró que esto no suponía una “crisis” en Tor, pero la verdad es que desde entonces las cosas están algo complicadas. Primero de todo, la dimisión de Appelbaum obligó a buscar nuevos miembros de la junta directiva, pero en vez de buscar a un sólo sustituto, siete directivos se marcharon de golpe y fueron sustituidos por seis personas.
No está claro si la marcha de Appelbaum tuvo algo que ver; la nota de prensa oficial habla en términos amistosos, e incluso muchos de los directivos continuarán trabajando en el proyecto, pero la sensación que dio este movimiento justo después de un escándalo no fue buena.
El cambio repentino de siete miembros de la junta directiva ya es un gran evento en tiempos de calma, pero si encima le sumamos la situación de Appelbaum, es normal que despierte nervios y dudas. Ojo, no quiero decir que ambos eventos estén relacionados, pero el hecho de que no se retrasase el cambio de junta demuestra, al menos, una falta de previsión importante.
La crisis del proyecto Tor es demasiado evidente
Finalmente, hoy hemos visto un nuevo giro de guión a la historia, cuando un miembro clave del proyecto Tor ha anunciado que se marcha y que romperá todos sus vínculos con el proyecto, incluso cerrando los “puentes” (repetidores que llevan nuestra conexión de un lado a otro) que controla.
El miembro, del que sólo se conoce el apodo Lucky Green, es uno de los más veteranos del proyecto; incluso lleva trabajando en él desde antes de que se llamase Tor.
La importancia de esta persona en el proyecto no se puede subestimar: fue el que montó uno de los primeros cinco nodos de la red, y con el tiempo ha llegado a administrar nodos especiales dentro del proyecto. Estos nodos se conocen como “Bridge Authorities”, y sus direcciones IP están programadas dentro de las aplicaciones de Tor, a diferencia del resto de nodos. Estos nodos guardan información sobre el resto de nodos, y gracias a ellos podemos saltarnos posibles bloqueos.
Lucky Green ha anunciado que, debido a “eventos recientes”, siente que ya no es apropiado seguir contribuyendo al proyecto Tor, y que por eso cortará toda relación con él. Eso supone no sólo dejar de trabajar en el proyecto, sino cerrar todos los servidores relacionados de su propiedad, además de todos sus nodos.
Como la eliminación de estos nodos especiales podría ser catastrófica para el funcionamiento de Tor, Lucky Green ha dado varias semanas para que el proyecto cambie los ejecutables de Tor y busque alternativas. El 31 de agosto, todos estos nodos y servidores cerrarán.
¿Por qué este cierre repentino? Lucky Green sólo dice que “no tiene otra elección razonable en los límites de la ética” que cerrar los servidores y abandonar el proyecto, lo que podría indicar que no está de acuerdo con la dirección que ha tomado Tor.
¿Podrá recuperarse Tor de estos problemas? Probablemente, pero digamos que todo esto no ayuda en una situación tan complicada como en la que está la red.
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