Un experimento en Escocia no parece haber salido todo lo bien que esperaban: pintar las líneas de la carretera dobladas para evitar accidentes de tráfico.
El exceso de velocidad es toda una plaga que acaba con innumerables vidas todos los días, y lo peor es que simplemente poner una señal indicando la velocidad máxima permitida no suele hacer mucho.
El pequeño pueblo escocés de Arnprior tiene ese problema; la carretera que lo atraviesa conecta Stirling y Loch Lomond, y como es relativamente recta y está en buenas condiciones, los conductores que pasan por la zona aprovechan para apretar más el acelerador.
¿La solución a los conductores que pisan demasiado?
Esto es especialmente peligroso porque están pasando por una zona residencial, en la que la velocidad máxima es de unos 50 km/h, un límite que no es todo lo respetado que se debería. Seguro que alguna vez has conducido por una zona semejante, carreteras que parecen que deberían admitir un límite mayor pero que está reducido porque pasan por zonas residenciales.
El caso estaba preocupando tanto a los vecinos que apremiaron a su ayuntamiento para que hiciese algo para “calmar el tráfico”. Dicho y hecho, los políticos locales encontraron una “solución“, aunque la verdad es que parece de todo menos eso.
Hay muchos métodos para reducir la velocidad del tráfico; es posible instalar badenes y reductores de velocidad de goma o asfalto, pero esos no son muy populares entre los conductores. Otra opción es modificar la propia vía, para que haya una rotonda antes y después de la zona residencial, por ejemplo. Pero todo eso tiene en común una cosa: cuesta bastante dinero.
La polémica de las líneas de la carretera dobladas
Tal vez con vistas al presupuesto, el ayuntamiento de Arnprior tomó una decisión algo diferente: pintar las líneas de la carretera dobladas. No, no es que los pintores se hayan dormido en medio del trabajo, no es que hayan pintado las líneas “a ojo”, es que realmente son así.
No sólo la línea central que divide ambos carriles va un poco “loca”, sino que a los lados da la impresión de que partes de la acera penetran en la vía. Si lo miras de lejos y cruzas los ojos, parece como si la carretera estuviese en mal estado, llena de baches o como si estuviese deformada por un terremoto.
Aparentemente, esa es la idea: dar la impresión de que la carretera está en un estado mucho peor del que está para obligar al conductor a reducir la velocidad por precaución. Lo bueno de esta medida es que no afecta demasiado a los vecinos, que pueden conducir normalmente, sólo a los que pasan por el pueblo de camino a otra ciudad y no suelen ir por esta carretera.
Sin embargo, la historia no termina de manera tan feliz. Hay muchas voces que cuestionan que realmente esta sea una medida eficaz, y la oposición en el ayuntamiento ha denunciado que pintar estas líneas ha costado el doble de lo que cuesta normalmente una línea recta.
¿Es efectivo este método? Aunque los vecinos no parecen muy contentos, hay estudios científicos que demuestran que los conductores reducen inmediatamente la velocidad cuando creen que hay cambios de oscilación en la carretera; sin embargo, ahora que este truco ha aparecido en las portadas de los periódicos, su efectividad está en cuestión.
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