Una investigadora de la Universidad de la Ciudad de Londres ha creado un transmisor de besos; pero lo “mejor” es que puede servir para convertir a nuestros ordenadores en amantes.
No es ningún secreto que las relaciones a larga distancia pueden acabar con las parejas más unidas; aunque hoy sea más fácil que nunca hablar y ver a la otra persona, eso no es sustituto del contacto humano y la sensación de tener a alguien a nuestro lado.
Pero no hay otra alternativa, ¿verdad? Tendremos que conformarnos con la imagen que nos da la webcam y el sonido que captura el micrófono. O no. Porque un nuevo aparato nos puede permitir sentir a la otra persona, e incluso besarnos con ella.
Un transmisor de besos para salvar relaciones
Se llama Kissenger, de “Mobile Kiss Messenger”, y ha sido desarrollado por una estudiante como parte de su doctorado. El aparato es bastante simple, y sirve de carcasa para nuestro móvil. Lo interesante está en la parte delantera, en la que hay una zona especialmente dedicada para besar a la otra persona.
Sí, la idea es que podamos besarnos mientras estamos en una videoconferencia con nuestra media naranja; las dos personas sólo tienen que apretar los labios al mismo tiempo en la zona habilitada para ello.
El Kissenger usa tecnologías sensoriales para detectar la presión que hacemos con los labios; y al mismo tiempo usa tecnologías hápticas para ofrecer la misma resistencia que ofrecerían los labios de la otra persona. En concreto, la pieza de plástico tiene actuadores integrados que se mueven para tomar la forma de los labios.
El dispositivo es capaz de detectar la forma del labio con gran precisión, así que se supone que es muy parecido a besar a la persona en cuestión; o al menos esa es la idea.
¿Pueden los robots besar en condiciones?
Las pruebas a las que se verá sometido el Kissenger serán muy interesantes. El primero será el más simple, en el que parejas probarán el dispositivo y valorarán la experiencia; también se registrarán datos como la presión sanguinea y el ritmo cardíaco para saber si el efecto es el mismo que el de un beso de verdad.
Pero además, también se realizará una especie de Test de Turing usando este dispositivo. Los participantes besarán a dos usuarios diferentes usando el dispositivo; pero lo que no sabrán que uno de los dos en realidad es un ordenador que ha simulado un beso. La clave es si los participantes serán capaz de encontrar algo diferente en estos amantes virtuales.
Así que este transmisor de besos puede ser no sólo una herramienta para los apenados por la distancia con sus parejas; también para saber si los robots podrían ser buenos amantes.
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