La nueva arquitectura x86 de Intel llegará con el cambio de década, según los últimos informes.
Si usas un ordenador, lo más probable es que uses un procesador con arquitectura x86; aunque en los últimos años ha dejado de ser la dominante por culpa de ARM y los smartphones, Intel sigue marcando el camino en el sector de los ordenadores.
Y hasta ahora, ese ha sido un camino continuista. En vez de revolucionar el mercado cada pocos años, Intel ha preferido construir encima de lo que ya tenía; ya sabéis, si no está roto, no lo arregles.
Los Core verán su final en 2019
Gracias a esta filosofía, Intel se ha montado una gran plataforma de productos con una calidad garantizada, si bien poco sorprendentes. Pero también ha acumulado mucha basura que ya no le interesa.
Según informa Bits’n chips, eso se terminará muy pronto. En concreto, Tiger Lake, la gama de procesadores que llegará en 2019 será la última que use la arquitectura actual de Intel.
Fue en 2011 cuando Intel presentó uno de los mayores cambios de su historia, la que ahora se conoce como la era “Core”. Sandy Bridge fue la primera gama con este nombre, y desde entonces los Intel Core i3, i5, i7 y más han dominado el mercado.
Sin embargo, todos estos procesadores tienen una lacra importante: tienen que ser 100% retrocompatibles con todo lo que Intel ha sacado hasta entonces. Es decir, que cada vez que Intel lanza una nueva plataforma, es exactamente lo mismo que antes, pero con un cambio añadido.
Así será la nueva arquitectura x86 de Intel
Según las fuentes, Intel se está preparando para tirar la casa por la ventana y afrontar uno de los mayores cambios de su historia; con una nueva arquitectura x86 que no será compatible con las anteriores.
Aunque es más acertado decir que en realidad será la misma, pero sin todos los añadidos. La nueva arquitectura será más “reducida” respecto a las anteriores; los chips perderán partes y serán más pequeños, o podrá aprovecharse ese espacio para otras novedades.
Ese sería el objetivo real de Intel, unos chips más baratos y eficientes, que tengan más posibilidades; aunque eso suponga abandonar todo lo que hicieron antes.
Al menos los procesadores orientados a servidores podrían no sufrir el mismo cambio, lo que tiene sentido; el soporte de tecnologías viejas es mucho más importante en el mercado empresarial y profesional. Y en el peor de los casos, siempre quedaría la emulación.
Como muy pronto no veremos estos cambios hasta 2020; así que aún queda tiempo para la que puede ser la mayor revolución de Intel.
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