Generar electricidad con tomates en mal estado es posible, así lo están probando varios equipos de investigación de Estados Unidos.
Un tomate pocho no queda muy bien en ninguna preparación que salga de nuestra cocina, pero quizá sí pueda servir como fuente de energía. Se estima que en Florida casi 400.000 toneladas de residuos de tomates, así que están desarrollando un método para aprovechar esos residuos.
La investigación llega de parte de varios equipos de estudiantes de universidades estadounidenses, que han comprobado cómo se puede crear una fuente de energía con los tomates en mal estado si se combinan con celdas electroquímicas biológicas.
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Residuos de tomate como fuente de energía
El problema de tal cantidad de residuos de tomate es que acaban llegando a vertederos en los que no se trata adecuadamente y acaban provocando gases que contribuyen al efecto invernadero como el metano y, en muchos casos, también contaminan el agua. Aquí entran en juego las células electroquímicas, la principal vía de investigación.
Las células electroquímicas microbianas incluyen bacterias que se encargan de descomponer y oxidar los tomates en mal estado, que al fin y al cabo son materiales orgánicos. Durante ese proceso, los residuos de tomate liberan electrones, que son utilizados por la celda de combustible para generar electricidad y por tanto, crear una fuente de energía.
Los grupos de investigación aseguran que el rendimiento final no cambia dependiendo de si son tomates en buen estado o no, aunque obviamente utilizar aquellos que no son aptos para el consumo tiene grandes ventajas ambientales.
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La Tomatina es una central eléctrica en potencia
De momento las pruebas no arrojan grandes cantidades de electricidad generada, obviamente no va a ser la fuente de energía del futuro, pero todo cuenta y aseguran que con plantas de procesamiento a gran escala, teniendo en cuenta la cantidad de toneladas, sí es posible conseguir resultados rentables o, al menos, cubrir otros gastos en plantas de reciclaje.
No es el primer proyecto que vemos, ni será el último, con el que tratan de aprovechar los elementos que ya tenemos en el entorno para generar energía. Por ejemplo, hace poco veíamos cómo se quiere generar electricidad con el movimiento de los árboles, azúcar para generar electricidad durante días e incluso lámparas de agua salada que no necesitan nada más.
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