Cada vez se oye más hablar de la contaminación electromagnética, pero no siempre tenemos claro lo que significa o cómo nos puede afectar; hoy vamos a acabar con ese problema de una vez por todas.
Entender a grandes rasgos lo que significa la contaminación electromagnética no es complicado ya que se refiere a unos niveles elevados de radiación electromagnética en un cierto área. El término contaminación es el que confunde un poco ya que a diferencia de la contaminación producida por vertidos o por emisiones de CO2, la contaminación electromagnética no suele tener efectos nocivos directos ni afecta tampoco a los ecosistemas del planeta como sí lo hacen los gases de efecto invernadero, por ejemplo.
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En ese sentido uno debe pensar en la contaminación electromagnética de la misma forma en la que se piensa en la contaminación lumínica (que técnicamente es un tipo de contaminación electromagnética, pero mejor no meternos en jaleos) ya que no tiene efectos devastadores ni afecta directamente a nuestra supervivencia a largo plazo, pero sí que resulta en una menor calidad de vida en ciertos aspectos, como vamos a ver a continuación.
La radiación electromagnética no es mala, ni buena
Uno de los mitos más extendidos en nuestra sociedad es el hecho de que la radiación electromagnética es mala, lo cual es como decir que comer es malo. Es cierto que existen productos tóxicos o cancerígenos, pero necesitamos comer para poder seguir viviendo; con la radiación pasa igual. Tan nocivas son las emisiones radiactivas de elementos como el Uranio o Plutonio, como necesaria es la radiación que emite el Sol para nuestra vida, y ambas emisiones entran en la categoría de radiación electromagnética.
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Sin embargo el término contaminación electromagnética es algo más específico y se refiere normalmente a los ondas electromagnéticas que se utilizan para establecer las comunicaciones a distancia a las que tan rápido nos hemos acostumbra y que van desde la radio hasta el internet pasando por cualquier otro sistema de comunicación inalámbrico.
Estas ondas tienen todas características similares y se encuentran dentro de la categoría de radiación no ionizante. Esto significa que cuando una de estas ondas se encuentra con un átomo su energía es demasiado baja como para afectar su estructura.
El único efecto medible que tiene esta radiación es aumentar la temperatura del átomo u objeto sometido a radiación, que es el proceso que ocurre dentro de nuestros microondas. Para lógico pensar que siendo las ondas de Wi-Fi, 3G, radio… similares a las de los microondas, estamos convirtiendo la Tierra en una especia de microondas gigante, suena peligroso, ¿verdad?
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Los peligros de la contaminación electromagnética
La realidad, sin embargo, es que las ondas de radio, Wi-Fi, 3G… no presentan ningún tipo de peligro para ningún organismo. Para empezar la energía que transportan estas ondas es más de 1000 veces menor que la que existe en un microondas y, además, se reparte en un espacio mucho mayor. Y aquí entramos en un territorio muy peligroso, debido a la cantidad de gente que cree que existe una relación entre el uso de comunicaciones inalámbricas y problemas de salud como el cáncer, e incluso debido a numeroso estudios que dicen encontrar una relación entre ambos.
Las radiaciones del móvil o el wifi NO son peligrosas para la salud
La realidad es que por cada estudio que dice encontrar una relación entre en la contaminación electromagnética y el cáncer (en muchos casos utilizando un método cuanto menos dudoso), existen varios estudios que desmienten esta relación con datos y argumentos.
Además, no se ha descubierto ni postulado ningún mecanismo por el cual este tipo de radiación no ionizante pueda afectar a ningún organismo, más allá de los efectos térmicos de los que hemos hablado antes; e incluso estos mecanismos han sido estudiados en detalles comprobandose que no son significativos para afectar el funcionamiento de ningún átomo u organismo.
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Para aclarar un poco las ideas sobre los peligros de salud que acarrea la contaminación electromagnética (spoiler: ninguno) os recomiendo ver el vídeo sobre estas líneas. Sin embargo, hay un problema relacionado con la contaminación electromagnética que no hemos mencionado: Interferencias.
En la actualidad utilizamos tal cantidad de ondas de frecuencias similares para comunicarnos que en muchos casos interfieren entre ellas y dificultan la comunicación. Pero no temáis, el problema es tan fácil de resolver como utilizar frecuencias diferentes, dentro de las no ionizantes, como las bandas de 5GHz que empezamos a ver ahora en señales Wi-Fi.
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