Hasta hace unos días, se pensaba que estas admirables circunferencias emergidas de la tierra, llamadas círculos de hadas, se encontraban únicamente en el sudoeste africano.
Sin embargo, acaba de salir a la luz el descubrimiento de estos fenómenos lejos del continente africano; en concreto, en la vasta Australia. El hallazgo torna protagonista la hipótesis de que estos círculos son consecuencia de la competición por la escasez de agua.
Desde la década de los 70 del siglo pasado los científicos no han sido capaces de ponerse de acuerdo acerca de la causa del patrón de las circunferencias, teniendo que elegir entre una de las dos hipótesis divergentes predominantes: una es la ya mencionada en la introducción, la otra es aquella que enfoca en el núcleo de responsabilidad de la formación de las circunferencias a las pequeñas termitas.
La hipótesis que encuadra la causa de la formación de estos patrones no fue desarrollada por un biólogo, sino por un matemático, un gran matemático de hecho, el distinguido Alan Turing. Como podemos imaginar, los modelos matemáticos para esta hipótesis no deben ser precisamente intuitivos. Sin embargo, lo que sí podemos hacer es sacar unas cuantas palabras de entre tantos números.
Los círculos de hadas, ¿Qué dicen las matemáticas?
Tanto los análisis de patrones como los modelos matemáticos elaborados en los últimos años nos muestran que estas circunferencias se forman de forman independiente a las termitas. Centrándonos en las circunferencias africanas, parece ser que tienen la ‘misión’ de abrevaderos, es decir, que se encargan del almacén de agua durante las pocas veces al año que llueve en estos lugares, de modo que se puede hacer frente desde una perspectiva considerablemente mejor a las estaciones más áridas. Como se intuye, la hierba que crece alrededor del ‘sumidero’ puede acceder directamente, vía raíces, al agua.
Según los investigadores, en los medios más áridos en los que la competencia por el consumo de agua es un factor seguro, la vegetación menos resistente acaba muriendo, mientras que las especies que mejor se hayan sabido adaptar al ambiente acaban por organizarse en estos patrones, en estas circunferencias.
Como podrán imaginarse, si semejante organización en patrones circulares es tan beneficiosa para la disponibilidad de agua de las plantas, no iba a ser tan poco frecuente la formación de este fenómeno en nuestro planeta, no iba a restringirse sólo a África. Es por ello que también es común en Australia.
Sin pretender eclipsar esta más que argumentada teoría, propongo aquí una nueva: ¿no será que la diosa Gea se está preparando ya para la Feria?
Fuente: New York Times
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