Ahora que Jordi Hurtado se ha cogido su primera baja desde que comenzó a trabajar en Saber y Ganar hemos vuelto a ser conscientes de que el envejecimiento es un hecho del que nadie puede escapar.
Sin embargo, la ciencia no para de investigar cuáles son sus bases biológicas, con el fin de hallar algún tratamiento que consiga, si no hacernos inmortales, al menos favorecer que envejezcamos mejor, con más salud y menos deteriorados.
Son muchos los trabajos científicos que existen en torno a este tema y hoy os vamos a hablar de algunos de ellos, con el fin de que comprendáis un poco mejor por qué envejecer es algo inevitable.
Los telómeros, los responsables del envejecimiento
Uno de los mayores marcadores que indica el nivel de envejecimiento de un individuo es la longitud de sus telómeros, unos fragmentos de ADN no codificante que se encuentran en los extremos de los cromosomas.
A medida que una célula se va dividiendo, se va perdiendo material genético de estos extremos, por lo que la función de los telómeros es proteger las secuencias de ADN que sí que codifican para genes importantes, de modo que se “suicidan” por el bien de nuestra salud.
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Sin embargo, estas estructuras no son eternas, por lo que llega un momento en el que su longitud es demasiado escasa, de modo que se detiene el proceso de división y comienza el periodo de senescencia, en el que la célula queda marcada para ser destruida por apoptosis.
La ciencia del envejecimietno: Telómeros, telomerasa y cáncer
La sucesión de procesos apoptóticos se asocia en cierto modo al envejecimiento; pero, aunque pueda parece un incordio desagradable, lo cierto es que si la célula se siguiese dividiendo podría dar lugar a males peores.
Esto se debe a la función de una enzima, llamada telomerasa, cuya función es el alargamiento de los telómeros. Esta enzima tiene su máxima actividad en las células germinales de los embriones, pero se encuentra inactiva en las células somáticas (no sexuales) después del nacimiento. Por ese motivo, cuando los telómeros son demasiados cortos es imposible volver a alargarlos y la célula se destruye.
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Sin embargo, en el caso de muchas células cancerosas, la telomerasa se puede reactivar, dando lugar a un alargamiento de los telómeros que permitiría nuevos ciclos de división y, con ellos, la proliferación del tumor.
Implicación del sistema inmune en el proceso de envejecimiento
En nuestro cuerpo están muriendo células continuamente y en principio no tiene por qué resultar en problemas de salud. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo algunos procesos inmunológico se deterioran, dando lugar a los síntomas característicos del envejecimiento.
Esto se debe a que es precisamente el sistema inmunológico el encargado de eliminar las células senescentes; pero, con el paso de los años, comienza a hacerlo con menos eficiencia, de modo que estas células se acumulan dando lugar a procesos inflamatorios que pueden derivar en la aparición de enfermedades asociadas al envejecimiento; como el Alzheimer, la artritis reumatoide o la fibrosis pulmonar.
¿Qué son los radicales libres?
Estos procesos inflamatorios también pueden cursar con un aumento de la producción de radicales libres, relacionados también con el envejecimiento. ¿Pero qué son exactamente?
Los radicales libres son moléculas que han perdido un electrón, por lo que intentan estabilizarse robando un electrón de cualquier otra molécula que encuentren a su paso, mediante un proceso conocido como oxidación. En el momento que lo consiguen, generan un nuevo radical libre, de modo que se produce una reacción en cadena, que favorecerá el daño de un gran número de células. Sí que es cierto que algunos estudios defienden que los radicales libres no son los verdaderos responsables de la oxidación causante del envejecimiento celular, aunque no son totalmente concluyentes.
Los radicales libres NO nos hacen envejecer
Sea como sea, todo este proceso puede ser inhibido por unas sustancias, conocidas como antioxidantes, que se encuentran de forma natural en alimentos tan cotidianos como el brócoli, los frutos secos, el tomate, los frutos rojos, el té verde o los cítricos.
¿Se puede luchar contra el envejecimiento?
Ahora mismo luchar contra el envejecimiento es algo así como la lucha entre David y Goliat, con la diferencia de que David le ganó al gigante, mientras que nosotros de momento no tenemos mucho que hacer.
Sin embargo, sí que hay dos vías por las que se le puede plantar cara al envejecimiento.
Por un lado, se conocen muchos hábitos relativamente cotidianos que han demostrado estar relacionados con el acortamiento acelerado de los telómeros, adelantando con ello los síntomas del envejecimiento.
Por otro lado, existen muchos estudios científicos que han localizado proteínas implicadas en el proceso, de modo que la manipulación de los genes que las expresan podrían ayudar a promover un envejecimiento más tardío.
Hábitos que favorecen el envejecimiento
Uno de los hábitos perjudiciales por excelencia es el consumo de tabaco. Y es que los cigarrillos no sólo son una fuente enorme de radicales libres, sino que también promueven que el organismo genere muchos más, dando lugar a su acumulación y, con ello, al envejecimiento celular. Esto puede ocasionar un gran número de enfermedades, pero la cosa no queda ahí; ya que, además, en 2014 un estudio de la Sociedad Española de Medicina Estética demostró que por cada diez años fumados nuestra cara envejece dos años y medio más.
Los factores ambientales que más influyen en el envejecimiento
Aunque el consumo muy moderado de alcohol puede promover algunos beneficios para la salud de los que ya os hemos hablado en otras ocasiones, si nos pasamos con él podemos lamentarlo por diferentes razones, entre las que se encuentran algunas relativamente leves, como el aumentos de peso, y otras mucho más preocupantes, como la aparición de enfermedades hepáticas. Pero eso no es todo, ya que el alcohol también favorece la formación de procesos oxidativos, dando lugar a claros síntomas de envejecimiento, como la contracción de las fibras de colágeno, que resulta en la aparición prematura de arrugas en la piel.
Por último, algunos otros hábitos como el sedentarismo o el consumo de “comida basura” también pueden promover el envejecimiento.
Un estilo de vida saludable puede revertir el envejecimiento
Por todo esto, si queremos luchar contra el envejecimiento, debemos comenzar por evitar estos hábitos perjudiciales y, además, mantener una dieta equilibrada, rica en antioxidantes, y evitar el sedentarismo practicando cualquier tipo de ejercicio.
Acciones que no sabías que pueden estar relacionadas con el envejecimiento
Además de los hábitos mencionados anteriormente, existe una correlación entre algunas acciones que también pueden hacernos envejecer, aunque nunca se nos haya pasado por la cabeza.
Por ejemplo, la depresión y la impaciencia han demostrado en algunos estudios estar asociadas a un acortamiento más rápido de los telómeros y, por lo tanto, a un envejecimiento más prematuro.
La impaciencia nos puede hacer envejecer más rápido
Esto se debe a que son situaciones que conllevan estrés, una sensación que se encuentra asociada a la síntesis de radicales libres y, por lo tanto a un mayor proceso oxidativo perjudicial.
Por otro lado, existe un curioso estudio que demuestra que las mujeres que han tenido muchos hijos muestran un acortamiento más lento de los telómeros, por lo que envejecen más despacio. Esto parece estar relacionado con los estrógenos asociados a los embarazos, ya que se ha comprobado que estas hormonas tienen un gran poder antioxidante.
Las mujeres que tienen más hijos podrían envejecer más despacio
Estudios científicos sobre el envejecimiento
Como os decía, son muchísimos los estudios científicos que existen sobre el envejecimiento, aunque os vamos a hablar de algunos de los más recientes e importantes.
Por ejemplo, un estudio publicado a principios de este año y realizado por la Clínica Mayo puso de manifiesto la utilidad de un componente, conocido como AP20187 para dar un pequeño empujoncito al sistema inmunológico a la hora de eliminar las células senescentes, favoreciendo con ello la lucha contra el envejecimiento prematuro.
Células senescentes: El secreto para luchar contra el envejecimiento
Poco antes, a finales de 2015, un grupo de científicos de ETH Zurich habían realizado un estudio con el fin de buscar los genes implicados en el envejecimiento. Aunque fue un proceso arduo para el cual tuvieron que investigar una lista de 40.000 genes, finalmente concluyeron que uno de ellos, llamado b-cat 1 parecía estar relacionado con el envejecimiento, hasta el punto de que si se inhibía en nematodos (un tipo de gusanos usados en investigación) su vida duraba un 25% más. Esto se debe a que la función de la enzima regulada por el gen era degradar una serie de aminoácidos ramificados implicados en el retraso del envejecimiento.
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También ha sido importante el descubrimiento de un grupo de investigadores de la Universidad de New Castle, que localizaron en el mes de marzo un grupo de proteínas implicadas en el aporte de energía a las células, cuya inhibición puede resultar en un aumento de los síntomas del envejecimiento.
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Por último, un estudio muy reciente, llevado a cabo por científicos del UVA’s Robert M. Berne Cardiovascular Research Center ha puesto de manifiesto la función contra el envejecimiento del gen Oct4, que promueve la pluripotencialidad de las células madre, por lo que podría ayudar en las terapias regenerativas del futuro.
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¿Por qué algunas personas parecen mucho más jóvenes de lo que son?
Si no habéis hecho chistes con el tema de Jordi Hurtado que os comentaba al principio estáis desfasadísimos en Internet, pero la verdad es que tenemos motivos de sobra para hacerlos.
Da igual la imagen que busquéis de su historia como presentador. En todas está exactamente igual; o, si cabe, más joven. Además, hasta hoy nunca se había puesto enfermo. ¿A qué se debe? ¿Es autónomo? ¿Ha hecho un pacto con el diablo al más puro estilo de Dorian Grey? Pues no, nada de eso.
Cuatro consejos para envejecer con equilibrio
Éste no parece ser su caso, pero lo cierto es que hay un gen que hacer a los afortunados que lo portan parecer mucho más jóvenes de lo que son.
Se trata del MC1R, una gen que hace tiempo que se conocer por ser el responsable de la piel pálida y el pelo rojizo; pero que, según un estudio reciente llevado a cabo por investigadores del Erasmus University Medical Center de Rotterdam, también está implicado en la reparación del ADN celular y la inflamación, estrechamente relacionadas con el envejecimiento.
De hecho, según el estudio, las personas que portaban ciertas variantes de este gen aparentaban dos años más de promedio, por lo que parecía haber una correlación directa.
Esto sólo es el comienzo y estos científicos piensan que debe haber otros muchos genes con funciones parecidas, por lo que piensan ponerse manos a la obra y comenzar su búsqueda.
¿Por qué nos salen canas?
Si recordáis cuando de pequeños nos hacían estudiar las funciones de los seres vivos, la retahíla que siempre recitábamos orgullosos era que “los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren”. De momento no parece sencillo luchar contra la muerte, pero la retahíla no decía nada de envejecer; así que, ¿por qué no empezar a intentarlo por ahí? Eso sí, no olvidéis que podemos tratar de envejecer más despacio, pero que no por ello deja de ser un proceso inevitable.
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